La Iglesia Bautista La Gran Comisión es una iglesia independiente fundamental y no pertenecemos a ninguna convención o asociación de iglesias de ningún tipo. Creemos que la cabeza de la Iglesia es nuestro Señor Jesucristo como dice en Efesios 5:23 “Cristo es cabeza de la iglesia; y Él es el Salvador del cuerpo.”
La Iglesia Bautista La Gran Comisión se adhiere y cree en las doctrinas fundamentales de la Biblia como se declara en nuestra Declaración de Fe.
También somos muy tradicionales en la música y los himnos que cantamos durante nuestros servicios y solo usamos himnos clásicos como los que se encuentran en el Himnario Bautista. Preferimos el uso de piano y otros instrumentos de cuerda acústicos para nuestros himnos.
Creemos firmemente y seguimos los distintivos bautistas:
- La Biblia es la Palabra de Dios y nuestra única fuente de autoridad sobre todos los asuntos de fe y práctica. Salmos 119:160; 2 Timoteo 3:16 – 17
- La iglesia local es independiente y autónoma y no debe unirse a ninguna convención o asociación de iglesias hechas y gobernadas por el hombre. Cristo es la cabeza y la autoridad suprema de la iglesia local. El pastor de la iglesia debe gobernar y dirigir la iglesia con la Palabra de Dios. Efesios 5:23; Efesios 4:11 – 14
- La membresía de la iglesia local debe consistir solamente de creyentes que han aceptado a Cristo como su Salvador y bautizados por inmersión. Hechos 2:41
- La iglesia local solamente tiene dos ordenanzas que debe obedecer, el bautismo por inmersión para los creyentes nuevos y observar la Cena del Señor o la Comunión. Mateo 28:19 – 20; 1 Corintios 11:23 – 26
- El Sacerdocio de Creyentes. 1 Pedro 2:9
- Como sacerdotes de Dios, tenemos acceso directo a Dios a través de nuestro único mediador y Sumo Sacerdote, nuestro Señor Jesucristo. Hebreos 4:14 – 16; 1 Timoteo 2:5
- Como sacerdotes de Dios, también tenemos la obligación de servir a Dios al predicar el Evangelio para que los incrédulos puedan ser salvos y reconciliarse con Dios. 2 Corintios 5:11 – 21; Marcos 16:15
- Como sacerdotes de Dios, también debemos separarnos del mundo para servirle a Dios y vivir en santidad como nuestro Señor Jesucristo. Romanos 12:1 – 2; Efesios 2:10; 1 Pedro 1:16; 1 Pedro 2:21 – 23
- La libertad individual del alma. Cada persona debe tomar una decisión personal de arrepentirse de sus pecados y aceptar a Jesucristo como su Salvador por fe, creyendo que Jesús murió por sus pecados, fue sepultado y resucitó de entre los muertos. Romanos 10:9 – 17
- La separación de iglesia y estado. El estado no debe imponer una religión estatal y la iglesia o cualquier otra religión no debe gobernar el estado.